lunes, 19 de febrero de 2018

Silencio

Hay muchos tipos de silencio, grandes, pequeños, secretos, compartidos, de todo tipo; pero aunque estos silencios parezcan similares no se deben confundir entre ellos.

 Las personas siempre guardan un silencio propio en su interior, un silencio que guardan y que solo les pertenece a ellos, son especiales pues guardan relación a acontecimientos vitales en su personalidad. Esos silencios te disciernen de los demás y solo si tienes una conexión diferente u especial con una persona te revelará ese silencio, es tan complicada su revelación puesto que al compartir ese silencio íntimo te revelas a esa persona como un libro abierto, te puede comprender y utilizar, y por eso es tan valiosa su conservación.

Hay otros tipos de silencios que todas las personas comparten y son parte del espectáculo de la vida. Estos silencios se notan con pasar un rato escuchando, no como los anteriores que no se pueden discernir sin el permiso de su dueño. Estos dos tipos de silencio se viven cada uno por separado y provienen de sitios diferentes. Al buscar dichos silencios se pueden encontrar en formas muy diversas. En el "Público" son parte de una taberna vacía, el éxtasis de una película de miedo o los no deseados silencios incómodos al toparte con alguien que no goza precisamente de tu amistad. El otro tipo, los propios, pueden encontrarse en la muerte de un hijo por el que se crea un silencio, una separación violenta de la que nunca se habla y, a veces un sueño abandonado por su aparente imposible realización.

Pero estos silencios propios causados por una noticia, casi siempre dolorosa suelen tener un arreglo del que se precisa muchas veces la ayuda de otras personas. Se puede conseguir que ese anterior motivo de angustia y silencio se vuelva tema de conversación y alegría. Deshaz tus silencios pensando en los momentos felices que tuvisteis y que nada es imposible si le pones el empeño suficiente.


¡Disuelve tus silencios!

lunes, 20 de noviembre de 2017

Personas que dejan huella

Esa profesora nos había marcado mucho a todos en general, y el día que la volvimos a ver en el anfiteatro de mi colegio, sentimos como todos nuestros pensamientos se iban a esos días felices en la guardería. Ahora la recordamos con nostalgia y con felicidad al pensar que ella se había inventado juegos si nos aburríamos, nos consolaba cuando llorábamos y la teníamos por una madre en esos tiempos. Ella no era más que nuestra profesora de infantil.
Con mis amigas, los días en la E.S.O se hacían pesados, así que al recordar aquello nos sentíamos como los niños pequeños y sin obligaciones que adoraban a aquella maestra. Se nos iban los pensamientos a esa clase de color rojo, mesas bajas y una pizarra enorme donde pasamos unos años queridos e inolvidables. Recordamos con alegría el patio de piedra donde nos hacíamos rasguños varios, compañeros de aventuras y cómo no, los macarrones más buenos que ninguno de nosotros haya tomado en su vida. Por ello, cuando la volvimos a ver, nos entró el cosquilleo de la imaginación, las ganas de jugar y de repente éramos los niños de antes, haciendo trastadas y demás pillerías. Así que, aquel día hicimos un trato, que nunca dejáramos de ser niños, de pensar como niños y disfrutar como niños.
Y gracias a ello, esta profesora a dejado su “huella” en los niños que cuidaba con tanto cariño.

domingo, 16 de abril de 2017

El candado del amor

                                              El candado del amor                                                                                                    
El chico era increíble, acababa de romper con la chica más guapa de la universidad y ya empezaba a ligar con otras. Según contaban, le había hecho mil y una promesas de amor eterno; pero como siempre hacía le había puesto los cuernos con su amiga. Robert (Que así se llamaba el chico) no hacía más que ligar, y después de cada relación pasaba pagina como si todo fuera un largo sueño.

Todo al contrario que mi amigo Larry. Aunque era muy majo, no había tenido más que una relación, y mejor no haberla tenido. Y como me ha contado toda su historia entre lágrimas tendré el honor de contárosla.
El llevaba un tiempo mirando a la misma chica, Sofía. Un día se atrevió a confesarle su amor esperando que sus sentimientos fueran iguales a los suyos. Para sorpresa mía, y creo que también de Larry, Sofía le dijo que también le quería. Cosa que como después descubriremos era mentira. Empezaron a salir y Larry le dio la llave de su corazón con la esperanza de que ella le diera la suya. El día antes de su ruptura Larry llevó a Sofía a un puente, y enseñándole un candado le dijo
- Cariño, este candado representa nuestro amor- Y cerrándolo alrededor de la valla del puente le comentó- Así nunca nos separaremos.

Así que cuando al día siguiente Sofía le dejó pensé que alguien había cogido unos alicates y había roto el candado.

lunes, 20 de marzo de 2017

Una ilusión perdida

Cuando me apunté al equipo deportivo de balonmano estaba muy ilusionado,  porque entre otras cosas su lema era "Todos para uno y uno para todos" Al  principio todo fue perfecto, el entrenador me ayudó mucho, los niños eran muy amables...
Pero poco a poco me fui dando cuenta de como era aquello en realidad. Pues aunque en los partidos de la federación gritaramos nuestro bello lema y nuestro entrenador nos dijera que a el no le importaba ganar sino participar; en el entrenamiento nos reprendia si perdíamos en los partidos y abusaba de nosotros dejándonos exhaustos. Incluso cuando a un niño le dio un ataque de asma le pegó por no seguir trabajando. Pero además los mejores niños del equipo pegaban a los "Malos" Por hacerles perder, y para desgracia mía yo era de los peores.
Poco después me desapunté del equipo, aquello si que fue una decepción. Y no que cuando eres pequeño  tu madre te traiga un sándwich de jamón  en vez de sobrasada o que no te regalen el helicóptero con cámara que pediste. Solo en esos momentos sientes como una ilusión se destruye con la mayor crueldad posible.
(Historia ficticia)

domingo, 19 de febrero de 2017

Un encuentro igual al resto

A veces un viaje en un pequeño tren por el que apenas pasan 50 personas al día te puede dar una lección sobre la vida cómo me la dio a mi.
Acababa de dejar mi maleta en el maletero del tren y ya me estaba acomodando en mi asiento y poniéndome los cascos que me habían dado al entrar cuándo note algo extraño. Delante mio se encontraba un señor con una bufanda que le cubría casi toda la cara, unas gafas y un sombrero que llevaba ceñido hasta las orejas, hasta ahí todo parecía normal pero seguía teniendo una corazonada de que esa persona me sonaba de algo. Ahí estaba yo rumiando mis pensamientos cuándo a aquel extraño personaje se le deslizó un poco la bufanda y cual fue mi sorpresa al distinguir la cara de..¡Pedro Duque!
En vez de lanzarme sobre él cómo gran fan que era intenté entablar una conversación amigable haciendo cómo que no sabía su identidad. Así, poco a poco nos pusimos a hablar sin que él sospechara nada, me esperaba una charla diferente, ya se sabe, si uno va a hablar con su ídolo se espera tener una charla diferente, pero me dejó indiferente.
Cuándo llegué a la casa de mis padres me pidieron que les contara todo lo que me había ocurrido desde que me fui, y cuando llegué a la parte de la conversación de la charla con Pedro Duque se emocionaron pero me sorprendí a mi mismo comentándoles que había sido una charla de lo más normal.
Porque sea la persona que sea, tenga el nombre que tenga, todos somos iguales.

miércoles, 18 de enero de 2017

Historia de un filete

Abro los ojos, todo esta oscuro cuando de repente una luz lo inunda todo y una mano aparece agarrando el paquete en el que estamos mis hermanos y yo. Al sacarnos del congelador siento un calorcillo pero rápidamente  abren nuestro paquete y nos echan a una cama de metal con gotas de una sustancia resbaladiza.Pasados unos minutos noto que me he puesto moreno y unas espatulas me trasladan a una llanura blanca, mientras que me refresco del calor de mi cama me echan a unas acompañantes amarillas y alargadas. Me entero de que esas cosas alargadas se llaman patatas y me pongo a charlar con la más cercana, de repente un animal de dimensiones descomunales se sitúa delante de nosotros y agarrando un cuchillo y un tridente se pone a amputarme partes del cuerpo sin inmutarse cuando me pongo a gritar.El miedo se apodera de mi, pero mi instinto hace que toda mi  energía se mantenga en el centro en una vana esperanza por salvarme, pero al final el tridente agarra el último trozo de mi cuerpo y lentamente me lleva a una cueva con estalactitas blancas. El tridente me deja ahí y aterradoramente la cueva se cierra. Tranquilamente aparece un animal húmedo al que le pregunto que puedo hacer, pero entonces se pone a empujarme hacia las estalactitas, al ver que no puedo ganar cedo a mi suerte y la estalactita me tritura. El animal húmedo vuelve a aparecer y me lleva a un agujero en el que pone"Tobogán del esófago" De un golpe traicionero el animal me lanza al tobogán. Es una bajada cómoda pero pienso en el final y me aterro; después de una bajada interminable caigo a una piscina muy espaciosa con un sonoro-¡Plof!- Poco a poco el nivel del líquido en el que estoy aumenta y unas gotas de algo que parece ácido se acercan a mi y me disuelven. Me he convertido en una masa pringosa y salgo de la piscina por un desagüe  que da a un camino muy largo lleno de curvas, al llegar al final unas serpientes agarradas a las paredes me absorben toda la energía dejándome en un estado deprimente, aun así consigo pasar una puerta que hay delante de mi. Detrás de la puerta hay otros individuos como yo que debieron ser alimentos haciendo cola, cuando llego al principio de la cola me pintan de marrón y abren una barrera para que me tire a otra piscina, al notar que me muestro reticente me empujan. Desde la piscina veo que limpian mis restos de la trampilla de salto, de repente oigo un sonido que hace que me de la vuelta, descubriendo así, como un remolino se lo traga todo. Y ahí, en esa piscina de mal olor, exhalo mi último suspiro.

jueves, 5 de enero de 2017

El juego que lo cambió todo

-¡RAAAAAS!- El sonido que acabáis de oír era del regalo que mi tía me acababa de dar, lo estaba abriendo con la ilusión típica en estos casos al no saber que había detrás de aquel enorme envoltorio morado con rayas verdes -¡Ahhhhh,es el Cluedo, justo lo que quería!- Grité mientras le daba las gracias a mi tía por aquel estupendo regalo. Rápidamente fui a por mis primos para jugar al Cluedo. Al ver que no todos querían jugar y dándose la circunstancia de que tan solo éramos tres personas, se me ocurrió preguntarle a mis padres y tíos si les apetecía una partidita.
-No, Javier- Decía mi padre.
-Ahora no, que estamos hablando- Me dijo mi tía.
Y así uno por uno me dieron su negativa.Yo estaba muy mosqueado por este tema al tener en cuenta que la mayoría se estaba, casi de modo literal, tocándose las narices y aburriéndose como ostras en sus sillones. Así que me fui a la única persona a la que no le había preguntado, mi abuela. Pero en vez de preguntarle directamente si quería jugar al Cluedo le pregunté -Abuela ¿Por que los adultos nunca juegan a nada y prefieren aburrirse?- Cuando ya iba a irme porque no me había respondido durante 3 incómodos minutos mi abuela abrió la boca -¡Ayy! Nieto mío- me dijo -¿Es que no te has dado cuenta de que ni tu difunto abuelo ni yo, ni sus tías y tíos jugaban nunca con ellos? Ellos están deseando jugar pero lo ven extraño- Eso en parte me alegró pues había una posibilidad de que jugaran con nosotros -¿Y como consigo que jueguen?- pregunté -Escucha atentamente, bsbsbsbs...-
Después de escuchar a mi abuela lo prepare todo y moví unos cuantos hilos, al final estábamos todos los primos jugando al Cluedo y poco a poco, por medio de susurros e instigaciones todos acabamos jugando ¡Incluso la abuela! Nos lo pasamos genial y a partir de ahí siempre jugábamos adultos y niños juntos, como debe ser. Así cambio nuestra familia, por un juego de mesa.